Hace tiempo, había una princesa adolescente en un castillo, cerca del mar. Ella siempre soñaba vivir en las montañas, y no ser más una princesa, para ser libre de las leyes y de los derechos. En dos días cumpliría 16 años.
–Padre, mi deseo es
vivir en el campo. –dijo ella a su padre–.
–Si es lo que deseas,
Amanda, te vas a alegrar por tu regalo de cumpleaños. –dijo su padre con una
gran sonrisa–.
Dos días más tarde,
su padre, el rei, le regaló algo lo que ella siempre deseaba: Una finca, en las
montañas, con un gran jardín y vistas a la naturaleza.
–Oh padre.. –lo
abraza– eres el mejor, muchas gracias.
–Yo hago todo para mi
hija. –la abraza y sonríe alegramente–.
Celebró su cumpleaños
con su familía, y por la noche, con una limusina, fue a su finca en las
montañas. Por fín su sueño se cumplió, está en las montañas, en la libertad. Se
guardó su corona en un cajón, y lo guardó en el armario.
–Perdoname corona,
pero por ahora no soy más la pobre princesita de los sueños. –dijo cuando la
guardaba con una sonrisa en los labios–.
Después, a la mañana,
salió a fuera con un vestido normal y corriente, sentiendose libre. Pero algo
le hizo prestar atención, y eso era un muchacho paseando por el camino. Se
miraron.
–Hola belleza. –saludó
con ternura a la chica–.
–Buenos días. –contestó
ello con media sonrisa–.
–¿Vivís aquí? –preguntó
mientras miraba la finca–.
–Sí, ¿a que es
hermoso? –dijo ella–.
–Pues claro que sí. –respondió
mirandola fijamente en los ojos– Soy Charly.
–Yo Elisa. –respondió
entimidada– Es un plácer conocerte.
–Iguamente. –contestó
el con una risita–.
Se hicieron poco a
poco amigos, muy amigos. Hasta que llegó la primavera.
–Elisa, ¿quieres ser
mi novia? –preguntó el sonrojado–.
–Oh.. ¡Sí! –le besó
con mucha ternura– Te quiero.
–Yo más. –sigue
sonrojado–.
Y estuvieron juntos
todo el verano, pero ella no le contó que es una princesa.
–Eres mi princesa –dijo
él siempre–.
–Sí.. aunque.. sí, la
soy. –dudando un poco–.
Y un día, se sentaron
juntos entre flores. Ella desidió contarse todo.
–Amor, quiero
contarte una cosa importante. –dijo ella nerviosa–.
–Dime cariño.
–Pues que yo,
enrealidad, soy una princesa.
–Lo sé, eres mi
princesa. –dijo el rápidamente con una risa–.
–No tuya, sino la
princesa de ese país.
–¿Qué? ¿Y me lo dices
ahora, después de 4 meses juntos?
–Yo te lo quería
decir antes, pero no sé como reaccionarías..
–No te creo.
–Bueno, voy a
enseñarte mi corona.
Se levantaron, y
fueron a la finca. Entonces, Elisa sacó de su armario la caja, y la abrió.
–Esa es mi corona.. –dijo
pensativa, recordando que es una princesa–.
–Entonces.. eres una
princesa verdadera.. me has mentido.
–¡No! Bueno, no. –contestó
dubitativa– Quiero decir, que no te mentí, sino no dije toda la verdad.
–Es lo mismo. ¿Cómo
es tu verdadero nombre?
–Amanda..
–Bueno, Amanda, me
voy, pero para siempre, lo siento, princesa, no quería molestaros. –y se fue de
la finca–.
–¡Charly! –gritó
Amanda mientras corría detrás suya– ¡Espera mi vida!
–¿Mi vida? –Charly
paró y la miró– Ya no soy tu vida, tu vida es ser princesa, tener la corona
puesta, y aprender de tus errores, asique olvidame, princesa, que me iré de tu
vida para siempre. –y desapareció entre llos arboles–.
–Amor.. –dijo ella,
comienza a llorar– Te voy a echar de menos..
Se sentó en el céspet,
entre las flores, y comenzó a llorar, sabiendo que la cagó, y no volverá a
verle nunca más.